DECLARADO DE INTERES LEGISLATIVO

DECLARADO DE INTERES LEGISLATIVO por su labor de difusión,capacitación, experimentación y el asesoramiento a los productores que lleva a cabo en la Escuela 4-025 “Los Corralitos”, Honorable Cámara de Diputados de Mendoza - 3 de junio 2009

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viernes, 22 de junio de 2007

PARA CUANDO LLEGUE EL INVIERNO ...

El principio del otoño indica el final de una campaña y el comienzo de los preparativos para la siguiente. Del acierto o descuido de los trabajos en esta época dependerán, en gran medida, los resultados posteriores. Consejos prácticos y métodos para el control de enfermedades.

Por Pablo A. Maessen, Perito Apicultor. Coordinador “Centro Apícola EL CHINITAL”

LA TEMPORADA APICOLA en la Ar­gentina comienza en marzo con la finali­zación del ciclo anual y se inician los pre­parativos para la estación invernal. Mientras algunos apicultores tienen la dicha de seguir cosechando, otros, con menor suerte, están pensando en que el año próximo será mejor. Pero tanto unos como otros, si quieren seguir en carrera, tarde o temprano tendrán que “ingresar sus colmenas a boxes” para hacer algu­nos ajustes y proveerles el alimento necesario para atravesar el invierno.

En este período de transición entre el fin del verano y otoño la reina empieza a disminuir su postura. Así como se re­ducen día a día las horas de luz solar, también disminuye la población de la colonia por la menor oferta de alimen­to. A la inversa, lo que aumenta es el ingreso de polen en la colmena. Este alimento proteico de vital importan­cia, nutre y fortalece a las crías que na­cen en estos tiempos, llamadas "abe­jas de otoño e invierno", que son más longevas que sus hermanas de verano. El polen servirá para aumentar el contenido de cuerpos grasos en su hemolinfa, lo que les provee de energía para mantenerse vivas, generando calor por medio de movimientos musculares similares a los de tiritar. Otra forma de conservar el calor es la unión de las abejas en una característica posición llamada "racimo invernal" la cual desplaza lentamente en el interior de la colmena para alcanzar el alimento.

Durante el invierno la reina detiene la postura para ahorrar el máximo de energía y, a medida que bajan las tem­peraturas son expulsados los zánganos por la piquera ya que dejan de ser nece­sarios hasta la próxima primavera cuando hayan nuevos vuelos de fecundación

AYUDA MEMORIA. Para los novatos, y aquellos que no lo son, es bueno recordar que las tareas apícolas que se realizan durante el otoño son de vital importan­cia para la subsistencia de la colonia. Por ello es imprescindible tener en cuenta cuáles son los factores que influyen so­bre el desarrollo de las abejas. Es funda­mental controlar la presencia de la reina, la que puede haber muerto con los movi­mientos de cuadros durante la cosecha. En ese caso se debe recurrir a la intro­ducción de una que se encuentre prefe­rentemente en plena postura. No se pue­de arriesgar a que las obreras hagan su propia soberana por la falta de tiempo y ausencia de zánganos para fecundarla. También es importante controlar que las reservas de alimento sean las suficientes. Si bien aún perdura la idea de que no hay mejor alimento pa­ra las abejas que la miel que ellas mis­mas producen, los avances en materia de alimentación artificial inclinaron a muchos apicultores a utilizar sustitu­tos, ya que resultan mucho más eco­nómicos. Cada vez son más los que co­sechan toda la miel para luego sumi­nistrarle alimentación artificial y de esta manera hacer una diferencia a favor del apicultor. Los requerimientos alimenticios de cada colonia son diferentes, dependien­do de la cantidad de abejas, las condicio­nes climáticas del invierno y la región del país en donde se trabaja. Por ejem­plo, en el invierno pasado se registraron temperaturas más altas de lo normal, lo que influyó notablemente en el consu­mo de reservas alimenticias. Algunos autores hablan de la necesidad de un ki­logramo de miel por cada cuadro cubierto de abejas, agregando un kilo más como re­serva, pero lo común es de 10 a 15 kilo­gramos por cámara de cría. En regiones donde escasea el polen se deberá suministrar el mismo o algún sustituto. También habrá que procurar "la presencia de agua en estado líquido en las inmediaciones, especialmente en zonas con inviernos fríos y secos, porque al bajar la temperatura la miel tiende a cristalizarse, lo que obliga a las abejas a consumir grandes cantidades de agua para licuar su alimento.

Otro tema importante son las enfer­medades. Los apicultores aprovechan esta época para inspeccionar el nido de cría y verificar el estado sanitario de sus abejas. Es costumbre que muchos actúen de una forma sistemática o casi automática en lo que se refiere al sumi­nistro de antibióticos y acaricidas. En la mayoría de los casos realizan los tra­tamientos a destiempo y en forma com­pulsiva. Este uso abusivo ha traído pro­blemas de formación de cepas resis­tentes a los diferentes productos que con el tiempo ven disminuida su efectividad y, lo que es peor, aumenta la mortandad de las colmenas.

Desde hace algunos años los colme­nares argentinos se han visto afectados por distintas enfermedades. Una de ellas es la loque americana, causada por el Panebacillus larvae, co­múnmente llamada cría pútrida o pes­te maligna, haciendo alusión a uno de sus síntomas más frecuentes: la pre­sencia de cría en estado de putrefac­ción. Cuando tuvo su aparición en la Argentina los apicultores tuvieron mu­cho temor por las posibles pérdidas que podía ocasionar. Actualmente la enfermedad estaría medianamente controlada por el empleo de técnicas de manejo y el uso correcto de antibióticos que poco a poco se están tratando de dejar de lado. El mal uso de éstos puede enmascarar algunos síntomas, imposibilitando un correcto diagnósti­co a campo. Por ello se recomienda con­firmar la presencia de la enfermedad con un diagnóstico de laboratorio, que es el único que da plena certeza.

VARROASIS. Muchos apicultores, por prestar aten­ción a la Loque americana se olvidan del ácaro Varroa destructor. Es así como periódicamente surgen brotes de va­rroasis, con la sorpresa de que los ácaros han mutado produciendo cepas resis­tentes a los distintos productos empleados para su control. Hoy por hoy el apicultor solo sabe que para controlar este parasitoi­de hay en el mercado una serie de productos aprobados por SENASA que permiten mantener a raya al enemigo. Existe un gran desconcierto sobre los productos autorizados o no, por ello es recomendable para los apicultores mantenerse informados permanentemente del listado de productos aprobados por SENASA. La mayoría presta mucha atención al tratamiento olvidando la importancia de un buen diagnóstico a campo y la organización de los productores para la realización de tratamientos coordinados.

DIAGNOSTICOS. Antes de realizar cualquier diagnóstico a campo es preciso recordar los síntomas que manifiesta el ácaro en cría cerrada es muy común en­contrar crías salteadas con opérculos no deprimidos pero perforados en el centro. Al abrirlos se observan pu­pas que no presentan alas o, si las tienen, se ven con grandes defor­maciones. En las abejas adultas además se pueden observar va­rroas tanto en el tórax como en el abdomen. Otros indicadores pueden ser la muerte estrepitosa de colmenas en el final de la temporada (primeros días de otoño); colmenas abandonadas repletas de reservas de miel; y ácaros vivos o muertos en el piso, planchada de vuelo o interior de las celdas de cría.

Para descubrir la real dimensión del problema dentro de la colonia es preciso realizar un diagnós­tico cuantitativo. Un método muy popular entre los apicultores es el de Montiel. Se to­man alrededor de 150 obreras al azar de un cuadro de cría, se colocan en un frasco transparente y se llena con una mezcla de agua con unas gotas de detergente. Luego se agita intensa­mente, se deja reposar por algunos minutos y se pasa por un cedazo que permita retener las abejas y deje pasar los ácaros. El liquido debe ser retenido en un contenedor que permita observar y contar los ácaros presentes. Para obtener el porcentaje de infestación se divide el número de ácaros por la cantidad de insectos utilizados en la muestra. Es recomendable tomar un muestreo del 30 % de las colmenas del apiario

Calcular bien las reservas de alimento es impres­cindible para no quedarse corto ni perder dinero.

VENTlLACION. La revisión otoñal es el momento en que se debe regular el espacio de la colmena. Durante los úl­timos años se ha tomado la modali­dad de reducir a las abejas a su míni­ma expresión (cámara de cría), de es­ta forma se logra que la colonia apro­veche al máximo el calor y los alimen­tos de reserva disponibles. Para evi­tar el exceso de ventilación y el ingre­so de roedores se pueden utilizar pe­queñas tablitas de madera para cu­brir las piqueras. Tampoco hay que caer en el otro extremo, ya que las colmenas mal ventiladas sufren de exce­so de humedad interna, lo que trae aparejado el enfriamiento de la colo­nia, consumo de reservas, predispo­sición a las enfermedades y mayor índice de mortandad. Además crea un medio propicio para el desarrollo de hongos y bacterias que atacan la madera , pudriendo pisos y alzas. Otro descuido puede ser un clavo que atraviese la madera de lado a lado, formando un "puente frío" entre el interior y el interior de la colmena. Esta zona fría produce la condensación de la humedad, producto de la respiración de las abejas, lo que se manifiesta en una gotera y en una posterior putrefacción del material.

La revisión otoñal es la oportunidad para que el apicultor controle el e de los materiales, reemplazando pisos y cuadros que tengan cera vieja o deforme (panales negros). Debe procurar también que la colmena quede inclinada levemente hacia delante para que agua (producto de la condensación interna) no se acumule en el interior ­aprovechar el calor comprimiendo la ­cámara de cría; y regulando la ventilación por medio del uso de cubre- piquera

La apicultura moderna requiere decisiones criteriosas. En otoño el apicultor tiene la oportunidad de emplear todo el caudal de conocimientos y experiencias acumuladas. De una buena preparación para la invernada dependerá el éxito o fracaso de la próxima temporada.

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